DR. SERGIO ABREU: USTED NO SABE LO QUE ES EL FASCISMO.
Desde Foro V Suis.
Por Lord Stob.
Carta abierta al Senador Dr. Sergio Abreu:
Al ver esta noticia en el diario "El país", con el siguiente chistoso titular: “Ley de Medios: oposición la considera "fascista"”,
no puedo más que reírme ante tal tonta afirmación y se lo digo con todo
el respeto que merece su persona y especialmente el honorable Partido
Nacional, sin lugar a dudas, el partido que más se acerca a mis ideas y
el mejor partido que ha tenido y tiene esta República.
En
primer lugar, creo que estamos de acuerdo en el fondo de la cuestión,
es decir que ambos le decimos “NO a la ley de medios”. En mi humilde
opinión la mejor ley de medios es aquella que no existe, o aquella que
sólo prohíbe contenido inmoral y que incentive la violencia.
En
segundo lugar, permítame corregirle que usted está equivocado en su
concepción política de qué es el fascismo; me temo que usted no sabe qué
es el fascismo, porque en caso contrario no diría tan chistosa
afirmación, que termina hasta siendo favorable para la Izquierda. Razone
un poco. ¡La Izquierda no puede ser fascista! ¿No habrá querido decir
usted “totalitaria”? Quizás esa palabra hubiese sido más adecuada que
usar la palabra “fascista” para designar algo malo; no puede ser que los
medios de comunicación y los políticos liberales continúen con la
tergiversación sistemática del concepto del fascismo, así que antes de
hablar de fascismo y de calificar a tal o cual persona o tal o cual
actitud de “fascista”, lo que se debe hacer es saber qué es en verdad el
fascismo.
El
fascismo tiene dos acepciones correctas y una errónea. La errónea, es
la que usted utilizó y que es ni más ni menos la misma que usa la
Izquierda; es decir: llamarle “fascismo” a todo lo que a uno no le
gusta. Esa definición es subjetiva, y así, si yo por ejemplo opino
“equis” cosa, eso no me da el derecho a calificar a las opiniones
contrarias—llamémosle “no equis”—como opiniones “fascistas”, porque al
hacerlo, estoy falseando y además demonizando el significado de la
palabra “fascista”.
Dentro
de las acepciones correctas de la palabra fascismo, tenemos por un
lado, el significado original de dicha palabra, que fue el que le dieron
los fascistas italianos, seguidores de la doctrina del Duce Mussolini; y
por otro lado, el significado amplio de la palabra, que designa a otros
movimientos nacionalistas similares de Europa y del mundo, que
defienden el cristianismo, la Tradición, la moral y las buenas
costumbres. En esta segunda acepción, se podría llamar fascismo al
nacionalcatolicismo, al nacionalsindicalismo, al nacionalsocialismo, al
rexismo belga, al salazarismo portugués, al paleoconservadurismo y a
todos los auténticos conservadores o tradicionalistas. En mi caso, soy
fascista en el sentido amplio de la palabra, porque soy nacionalista,
amo a mi Patria, creo en Dios y soy conservador. ¿Qué significa ser
conservador o tradicionalista? Que quiero conservar lo bueno: la
tradición, la Patria, el sentimiento de nuestra unidad nacional, nuestra
identidad, nuestras costumbres sanas, la moral cristiana de nuestro
pueblo, o sea, los valores. Es decir, soy un hombre de Derecha (en
inglés se dice “right”, lo justo, lo correcto, el bien), porque soy
patriota y quiero lo mejor para mi país, todo lo contrario de la
Izquierda (del latín “sinister”, siniestro, el mal), que ya sabemos cómo
es: propugna la lucha de clases, se basa en la violencia, busca el
estatismo completo, la dictadura del proletariado y el más absoluto
totalitarismo.
Mientras
nosotros los conservadores, los patriotas, buscamos servir al bien
común nacional, la Izquierda obedece consignas internacionalistas y por
eso el gobierno frenteamplista tupamaro se ha dedicado esta década a
desmantelar sistemáticamente las bases cristianas y patriotas sobre las
que se fundamenta nuestra República, todo para seguir fielmente la
agenda mundialista, y todo eso, lo han hecho el nombre del “progreso” y
de no quedar mal con los diversos organismos multinacionales o los demás
países. Me repugna ver cómo Mujica fue a alcahuetear a Obama, Soros y
Rockefeller, buscando apoyo para la aprobación de la aberrante “ley” que
legaliza la marihuana; es terrible toda la basura inmoral que ha hecho
la Izquierda en esta década: legalización del aborto (genocidio de niños
inocentes), legalización de la marihuana (que es muy dañina para la
salud de las personas), legalización del homosexualismo (otra medida más
para destruir la familia cristiana), y en materia económica,
alcahuetería perpetua al mercado “global”, prosiguiendo con la
extranjerización de nuestra tierra y de nuestros recursos naturales.
El fascismo italiano y los fascismos en general, promovían en materia
económica el llamado “corporativismo”, es decir, que se exalta la idea
de nación, por encima del individuo y la clase. El corporativismo es un
sistema en el cual no existe lucha de clases, pero no porque no existan
las clases sociales (una utopía imposible por parte del marxismo), sino
porque todas colaboran en el bien común de la nación; es un sistema
caritativo y solidario, donde los ricos ayudan a los pobres y no los
explotan, pero los pobres tampoco le roban a los ricos, sino que todos
se ven unidos por un superior sentimiento nacionalista. Por el
contrario, el marxismo incentiva la violencia, porque coloca a unos
contra otros dentro de una misma nación, en pro del internacionalismo
obrero y la dictadura del proletariado global. ¿Acaso no recuerda que el
escudo de la Unión Soviética era un globo terráqueo? ¿Acaso no recuerda
la consigna marxista “trabajadores del mundo, ¡uníos!”? Todo eso era,
porque el comunismo quería—y quiere, sólo que ahora cambió su táctica,
se disfrazaron de “democracia” y se pusieron el nombre de
“progresismo”—dominar al mundo. ¡El fascismo jamás quiso eso! El
fascismo jamás fue totalitario, ni mucho menos internacionalista.
Mientras el fascismo es idealista, el comunismo es materialista,
totalmente contrario a la religión y cuando eventualmente apoya a alguna
religión en particular, sólo lo hace para destruirla por dentro y con
tal de destruir a la religión católica, única verdadera fe, porque saben
que su peor enemigo es la Iglesia Católica Romana, que fue quien más
condenó fervorosamente al marxismo (“Divini Redemptoris” de Pío XI) y a las sociedades secretas que lo apoyan (“In Eminenti” de Clemente XII, “Providas” de Benedicto XIV, “Quanta Cura” de Pío IX, “Humanum Genus” de León XIII, etcétera).
Sin embargo—y pese a las mentiras de los medios liberales—la Iglesia
nunca condenó al fascismo ni a los movimientos similares, sino que por
el contrario: los apoyó; porque del Cuarto Mandamiento, que es respetar y
honrar a los padres, surge que se debe amar a la Patria, y eso es lo
que hace el fascismo: amar a la Patria, casi ante todo, y sólo después
que a Dios. El fascismo es en resumen, ni más ni menos que nacionalismo.
Y por eso la Iglesia firmó concordatos con regímenes fascistas como el
del Generalísimo Franco, el de Salazar, el de Mussolini o el de Hitler.
Los tergiversadores de la historia, alegan que la “Iglesia condenó al fascismo”, pero eso es falso, porque la encíclica “Non abbiamo bisogno” y la encíclica “Mit brenneder sorge”,
que tanto se citan para demonizar al fascismo y al nacionalsocialismo,
respectivamente, en realidad no los condenaba en su totalidad como
ideologías, sino que meramente eran unas simples advertencias para que
ambos regímenes no se desviaran de la fe cristiana, peligrándola, a
través de dos errores que estaban surgiendo desde ciertos sectores—no
los mayoritarios, por cierto—del fascismo y del nacionalsocialismo, es
decir, para que ambos no cayeran en una idolatría por el Estado (en el
caso del fascismo) y de la raza germánica (en el caso del
nacionalsocialismo). Pero, ambos regímenes respetaron esas
advertencias—que no condena, y para eso basta leer los textos íntegros
de esas encíclicas y compararlas con la “Divini Redemptoris”, la cual sí es una condena integral del marxismo y el comunismo ateo—y corrigieron todos sus errores.
Infelizmente en el siglo pasado ocurrió la terrible Segunda Guerra
Mundial, perdieron los verdaderos buenos y éstos fueron demonizados por
los vencedores, y así se inventaron un montón de mentiras y calumnias,
entre las cuales se encuentra la tan extendida difamación de decir que
los italianos y los alemanes eran un “bando de bárbaros paganos” y unos
“totalitarios que querían dominar el mundo”. Todas esas afirmaciones son
mentiras, incluyendo todas esas mentiras de que los alemanes querían un
mundo repleto de rubios de ojos celestes y cosas por el estilo. ¿Sabía
usted que negros y asiáticos lucharon a favor del Eje, integrando los
ejércitos de Alemania e Italia? Pues bien, esas son cosas que los
vencedores—los aliados, esos mismos que bombardearon Dresde, tiraron las
bombas atómicas, masacrando a millones de personas, esos mismos
soviéticos que violaron a millones de mujeres alemanas, o esos mismos
estadounidenses que violaron a miles de mujeres francesas, cuando
invadieron en el “día D”—no quieren que se sepan. Y por eso se dedican
con sus películas de Hollywood a continuar ensuciando, mancillando y
burlándose de la memoria del pueblo alemán y del pueblo italiano, las
dos grandes verdaderas víctimas de esa guerra.
Sin desviarme pues, más de la cuestión principal, acerca de los medios
de comunicación, ¿quiénes fueron los verdaderos totalitarios que
impedían la libre empresa, la iniciativa privada y la libertad de
prensa? Podrá parecer a primera vista, que tanto los marxistas como los
fascistas cercenaban la libertad de prensa, pero en realidad eso no es
cierto. Los marxistas prohibían todo y mandaban a campos de
concentración a todos aquellos que se opusieran a su “revolución
obrera”, pero los regímenes autoritarios (y no totalitarios) de los
fascistas, solamente restringían aquellas cosas que se opusieran a la
moral, como por ejemplo, un programa de televisión que incentive la
violencia o algún contenido pornográfico. El comunismo incentiva la
violencia, porque el comunismo busca hacer una revolución, promoviendo
la lucha de clases; el comunismo no cree en la democracia, y ahora—bajo
su denominación como “progresismo”—sólo está en todo el mundo, usando a
la democracia para sus terribles fines: ¡ellos sí que quieren dominar a
todo el mundo!
Porque el fascismo jamás prohibió la propiedad privada, ni la libre
empresa nacional, ni que hubiera libertad de prensa siempre y cuando no
se incentivara nada inmoral. Entonces, no puedo comprender, cómo es
posible que en este país, exista un Partido Comunista, perfectamente
legal, con representación parlamentaria y que unos terroristas—porque
eso es lo que fueron y son los tupamaros, con todas las letras—estén hoy
en el poder. ¿Qué ha pasado con este país, por Dios? ¿Dónde quedó el
supuesto “Uruguay conservador”, defensor de los valores morales?
Mientras tanto, no hay ningún partido que se llame “Partido Fascista”;
ni siquiera hay un partido que se llame “Partido Conservador”. ¿Dónde
quedó la democracia? ¿No ve que la ley de medios, es en realidad una
medida ANTI-fascista y PRO-comunista? ¿No se da cuenta de que el
fascismo está a favor de la libertad y el comunismo es totalitario por
naturaleza? Recordemos que un eslogan del Partido Nacional Fascista
italiano era: “fascismo y libertad”. Ambas conceptos no son opuestos, sino perfectamente complementarios y están en armonía.
El fascismo italiano tenía muchas cosas buenas, aunque había también
ciertamente muchas cosas criticables, pero no se lo puede criticar por
ser opuesto a la libertad.
Tengo entendido que el Partido Nacional, es defensor de la Patria, de
los valores morales, de las buenas costumbres, de la tradición, de la
justicia y por supuesto que también de la libertad. Entonces, eso es
exactamente lo mismo que defendía el fascismo. No se puede llamar al
fascismo como cercenador de libertades, sino en todo caso, cercenador de
libertinajes e inmoralidades, es decir, cosas que sí valen la pena
prohibir. Pero no se puede prohibir a las personas que se expresen
contrarias al gobierno de turno, ni se puede permitir que se aprueben
esta clase de leyes totalitarias e injustas que crean monopolios y
aumentan más el estatismo.
¿No ve lo que ha sucedido en este país desde hace mucho tiempo? Es el
gran problema del estatismo; y eso, tiene su origen en el liberalismo
estatista que propugnaba el Partido Colorado, que aquí en Uruguay se le
ha llamado “batllismo”. El batllismo, no sólo es estatista, sino también
laicista y opuesto a la libertad de la religión católica, en nombre de
un indiferentismo religioso y un relativismo moral. El Frente Amplio, ha
pronunciado más que nunca tales medidas.
Fue el Partido Nacional, el cual por el contrario, siempre respetó la
religión, las tradiciones nacionales, la moral, la propiedad privada y
el verdadero libre comercio. Éste constituye, junto con la tierra, la
base de la economía de los pueblos, y no puede ser cercenado a través de
medidas que tiendan al monopolio, como lo que se ha dedicado a realizar
sistemáticamente el batllismo en este país, y ahora el Frente Amplio,
es su más fervoroso continuador. El batllismo fue la vieja Izquierda en
este país, y ahora la nueva Izquierda es el progresismo del Frente
Amplio (irónico nombre por cierto, lo de “progresismo”, porque alegan
estar a favor del progreso y legalizan barbaridades como el aborto o la
droga; es otra de las jugarretas macabras de la siniestra Izquierda…).
La vieja Derecha fue el conservadurismo y nacionalismo auténtico de
grandes figuras como Artigas, Lavalleja, Oribe, Aparicio Saravia y Luis
Alberto de Herrera, con su gran movimiento, el herrerismo. ¿Dónde están
los continuadores del herrerismo? Porque con decir tonterías como la de
calificar a la “ley” de medios como “fascista”, están faltando el
respeto a la memoria de Herrera, quien era un auténtico nacionalista, de
tercera vía, o sea, que estaba en contra tanto del comunismo soviético
como del súper-capitalismo norteamericano. Su solución era el
nacionalismo. La única verdadera alternativa es el nacionalismo,
entonces, les pregunto a los dirigentes del Partido Nacional, ¿dónde
está la nueva Derecha de Uruguay, dispuesta a enfrentarse frontalmente a
la Izquierda, no sólo con eslóganes superficiales, sino con ideas
sólidas, con debates, y con buenas propuestas?
No se puede decir que una ley totalitaria como la “ley” de medios es
“fascista”, cuando esa “ley” proviene de un gobierno netamente marxista;
eso no tiene sentido, es una contradicción en términos. Los tupamaros
se alzaron en contra de la democracia, en la década de 1960, porque
querían establecer la dictadura totalitaria del proletariado y las
FF.AA. se vieron obligadas, legítimamente, a cumplir con su deber y
hacer una dictadura de doce años, para restablecer el orden, la
seguridad y la paz. Y entonces, todo ese esfuerzo que hicieron los
militares patriotas, ¿para qué fue? Para que unos años después,
permitiéramos como sociedad que la peor lacra de la humanidad,
responsable de más de cien millones de muertes de seres humanos, se
hiciera con el poder, cada vez más y más absoluto, cada vez cercenando
más legítimas libertades, y por otro lado, incentivando el libertinaje y
aumentando como nunca antes en nuestra historia nacional, la
delincuencia, la inseguridad e incluso la violencia intrafamiliar.
En mi humilde opinión, me parece que los dirigentes del Partido
Nacional tendrían que cuidar su vocabulario y no dejarse llevar por la
“neo-lengua” que usa la Izquierda. La Izquierda se llena la boca con lo
de “justicia social”, pero con el aumento de la pobreza y de la
delincuencia que ha habido, eso demuestra que son sólo unos mentirosos y
estafadores, que sólo quieren perpetuarse en el poder y hundir a
nuestra Patria.
Por favor, que no se apruebe la “ley” de medios, ni ninguna otra “ley”
inicua más del Frente Amplio, ¡qué se vayan esos corruptos! Hagamos
campaña para destrozar al Frente Amplio en octubre, y por eso es
necesario que no usemos su lenguaje sucio y mentiroso, porque ellos son
comunistas, y los comunistas son hijos del diablo y del diablo sólo
salen mentiras y calumnias. Nosotros no podemos creernos las calumnias
del Frente Amplio; el Frente Amplio les dice “fascistas” a los
súper-capitalistas norteamericanos e internacionalistas, pero esos ¡no
son fascistas! Esos son liberales inescrupulosos, que son los mismos con
quienes ellos hacen tratos, yendo a alcahuetear a Bush, Obama, Soros,
Rockefeller…¡Qué asco me dan esos bolcheviques y liberales! Se hacen los
“enemigos” pero en el fondo son aliados profundos; la única verdadera
alternativa es la que dijo Herrera—que fue la misma que decía gente como
Perón, Franco, Salazar, Mussolini, Hitler, etcétera—la tercera vía
económica, ni capitalismo liberal ni comunismo marxista.
El comunismo es el monopolio por parte del Estado, mientras que el
capitalismo es el monopolio por parte de los plutócratas, ¿dónde está el
supuesto “libre mercado” que el capitalismo propugna si existe un
monopolio u oligopolio internacionalista, como ahora existe con la banca
internacional y las grandes multinacionales? ¡Es mentira! Las personas
así con esos sistemas, supuestamente “opuestos” no son libres, y viven
alienadas. Las personas sólo pueden ser libres, en un país que busque la
autarquía, que sea proteccionista en su economía y que intente importar
menos de lo que exporta, porque si seguimos alcahueteando a los yanquis
y sus organismos internacionales, siempre vamos a seguir siendo un país
subdesarrollado…Y claro, mientras tanto, bobeando con el fútbol, como
si eso tuviera alguna importancia para la vida nacional, como si eso
fuera auténtico patriotismo. ¡Por favor!, no nos importemos si Uruguay
pierde la copa del mundo, importémonos para que Uruguay gane en otros
“partidos”.
De
mi parte, no soy fascista en el sentido restringido, sino un patriota y
un conservador, creyente católico y que quiere lo mejor para su país;
pero en sentido amplio, sí que soy fascista, porque soy de derechas, a
favor de la justicia y la libertad, y no quiero que un gobierno marxista
totalitario y de substancia terrorista y ultra-violenta, continúe
desmantelando mi patria e imponiendo su voluntad, cercenando los
derechos y las libertades de las personas.
No
quiero ninguna “ley” de medios, ni tampoco una ley que legalice el
aborto, ni nada por el estilo; quiero que se vayan los marxistas
totalitarios y que este país vuelva a ser libre. No podremos ser libres,
en cuanto el marxismo cultural siga omnipresente en los diversos
estamentos de la sociedad.
Atentamente, LS.
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