Estado Oriental del Uruguay: Monarquía Católica e Hispánica

Estado Oriental del Uruguay: Monarquía Católica e Hispánica
¡Orgullo criollo! ¡Orgullo imperial! ¿República? ¡NO, GRACIAS!

miércoles, 27 de agosto de 2014

Carta abierta al Senador Dr. Sergio Abreu: usted no sabe lo que es el fascismo

DR. SERGIO ABREU: USTED NO SABE LO QUE ES EL FASCISMO

Nótese como el escudo del Partido Nacional tiene las fasces de la República y el Imperio Romano, símbolo que fue tomado tanto por el Partido Nacional de Uruguay como por el Partido Nacional Fascista de Italia (y muchos otros partidos similares).


Desde Foro V Suis.
Por Lord Stob.
Carta abierta al Senador Dr. Sergio Abreu:

 

Al ver esta noticia en el diario "El país", con el siguiente chistoso titular: “Ley de Medios: oposición la considera "fascista"”, no puedo más que reírme ante tal tonta afirmación y se lo digo con todo el respeto que merece su persona y especialmente el honorable Partido Nacional, sin lugar a dudas, el partido que más se acerca a mis ideas y el mejor partido que ha tenido y tiene esta República.

En primer lugar, creo que estamos de acuerdo en el fondo de la cuestión, es decir que ambos le decimos “NO a la ley de medios”. En mi humilde opinión la mejor ley de medios es aquella que no existe, o aquella que sólo prohíbe contenido inmoral y que incentive la violencia.

 

En segundo lugar, permítame corregirle que usted está equivocado en su concepción política de qué es el fascismo; me temo que usted no sabe qué es el fascismo, porque en caso contrario no diría tan chistosa afirmación, que termina hasta siendo favorable para la Izquierda. Razone un poco. ¡La Izquierda no puede ser fascista! ¿No habrá querido decir usted “totalitaria”? Quizás esa palabra hubiese sido más adecuada que usar la palabra “fascista” para designar algo malo; no puede ser que los medios de comunicación y los políticos liberales continúen con la tergiversación sistemática del concepto del fascismo, así que antes de hablar de fascismo y de calificar a tal o cual persona o tal o cual actitud de “fascista”, lo que se debe hacer es saber qué es en verdad el fascismo.

El fascismo tiene dos acepciones correctas y una errónea. La errónea, es la que usted utilizó y que es ni más ni menos la misma que usa la Izquierda; es decir: llamarle “fascismo” a todo lo que a uno no le gusta. Esa definición es subjetiva, y así, si yo por ejemplo opino “equis” cosa, eso no me da el derecho a calificar a las opiniones contrarias—llamémosle “no equis”—como opiniones “fascistas”, porque al hacerlo, estoy falseando y además demonizando el significado de la palabra “fascista”.

Dentro de las acepciones correctas de la palabra fascismo, tenemos por un lado, el significado original de dicha palabra, que fue el que le dieron los fascistas italianos, seguidores de la doctrina del Duce Mussolini; y por otro lado, el significado amplio de la palabra, que designa a otros movimientos nacionalistas similares de Europa y del mundo, que defienden el cristianismo, la Tradición, la moral y las buenas costumbres. En esta segunda acepción, se podría llamar fascismo al nacionalcatolicismo, al nacionalsindicalismo, al nacionalsocialismo, al rexismo belga, al salazarismo portugués, al paleoconservadurismo y a todos los auténticos conservadores o tradicionalistas. En mi caso, soy fascista en el sentido amplio de la palabra, porque soy nacionalista, amo a mi Patria, creo en Dios y soy conservador. ¿Qué significa ser conservador o tradicionalista? Que quiero conservar lo bueno: la tradición, la Patria, el sentimiento de nuestra unidad nacional, nuestra identidad, nuestras costumbres sanas, la moral cristiana de nuestro pueblo, o sea, los valores. Es decir, soy un hombre de Derecha (en inglés se dice “right”, lo justo, lo correcto, el bien), porque soy patriota y quiero lo mejor para mi país, todo lo contrario de la Izquierda (del latín “sinister”, siniestro, el mal), que ya sabemos cómo es: propugna la lucha de clases, se basa en la violencia, busca el estatismo completo, la dictadura del proletariado y el más absoluto totalitarismo.

Mientras nosotros los conservadores, los patriotas, buscamos servir al bien común nacional, la Izquierda obedece consignas internacionalistas y por eso el gobierno frenteamplista tupamaro se ha dedicado esta década a desmantelar sistemáticamente las bases cristianas y patriotas sobre las que se fundamenta nuestra República, todo para seguir fielmente la agenda mundialista, y todo eso, lo han hecho el nombre del “progreso” y de no quedar mal con los diversos organismos multinacionales o los demás países. Me repugna ver cómo Mujica fue a alcahuetear a Obama, Soros y Rockefeller, buscando apoyo para la aprobación de la aberrante “ley” que legaliza la marihuana; es terrible toda la basura inmoral que ha hecho la Izquierda en esta década: legalización del aborto (genocidio de niños inocentes), legalización de la marihuana (que es muy dañina para la salud de las personas), legalización del homosexualismo (otra medida más para destruir la familia cristiana), y en materia económica, alcahuetería perpetua al mercado “global”, prosiguiendo con la extranjerización de nuestra tierra y de nuestros recursos naturales.

 

            El fascismo italiano y los fascismos en general, promovían en materia económica el llamado “corporativismo”, es decir, que se exalta la idea de nación, por encima del individuo y la clase. El corporativismo es un sistema en el cual no existe lucha de clases, pero no porque no existan las clases sociales (una utopía imposible por parte del marxismo), sino porque todas colaboran en el bien común de la nación; es un sistema caritativo y solidario, donde los ricos ayudan a los pobres y no los explotan, pero los pobres tampoco le roban a los ricos, sino que todos se ven unidos por un superior sentimiento nacionalista. Por el contrario, el marxismo incentiva la violencia, porque coloca a unos contra otros dentro de una misma nación, en pro del internacionalismo obrero y la dictadura del proletariado global. ¿Acaso no recuerda que el escudo de la Unión Soviética era un globo terráqueo? ¿Acaso no recuerda la consigna marxista “trabajadores del mundo, ¡uníos!”? Todo eso era, porque el comunismo quería—y quiere, sólo que ahora cambió su táctica, se disfrazaron de “democracia” y se pusieron el nombre de “progresismo”—dominar al mundo. ¡El fascismo jamás quiso eso! El fascismo jamás fue totalitario, ni mucho menos internacionalista.

            Mientras el fascismo es idealista, el comunismo es materialista, totalmente contrario a la religión y cuando eventualmente apoya a alguna religión en particular, sólo lo hace para destruirla por dentro y con tal de destruir a la religión católica, única verdadera fe, porque saben que su peor enemigo es la Iglesia Católica Romana, que fue quien más condenó fervorosamente al marxismo (“Divini Redemptoris” de Pío XI) y a las sociedades secretas que lo apoyan (“In Eminenti” de Clemente XII, “Providas” de Benedicto XIV, “Quanta Cura” de Pío IX, “Humanum Genus” de León XIII, etcétera).

            Sin embargo—y pese a las mentiras de los medios liberales—la Iglesia nunca condenó al fascismo ni a los movimientos similares, sino que por el contrario: los apoyó; porque del Cuarto Mandamiento, que es respetar y honrar a los padres, surge que se debe amar a la Patria, y eso es lo que hace el fascismo: amar a la Patria, casi ante todo, y sólo después que a Dios. El fascismo es en resumen, ni más ni menos que nacionalismo. Y por eso la Iglesia firmó concordatos con regímenes fascistas como el del Generalísimo Franco, el de Salazar, el de Mussolini o el de Hitler. Los tergiversadores de la historia, alegan que la “Iglesia condenó al fascismo”, pero eso es falso, porque la encíclica “Non abbiamo bisogno” y la encíclica “Mit brenneder sorge”, que tanto se citan para demonizar al fascismo y al nacionalsocialismo, respectivamente, en realidad no los condenaba en su totalidad como ideologías, sino que meramente eran unas simples advertencias para que ambos regímenes no se desviaran de la fe cristiana, peligrándola, a través de dos errores que estaban surgiendo desde ciertos sectores—no los mayoritarios, por cierto—del fascismo y del nacionalsocialismo, es decir, para que ambos no cayeran en una idolatría por el Estado (en el caso del fascismo) y de la raza germánica (en el caso del nacionalsocialismo). Pero, ambos regímenes respetaron esas advertencias—que no condena, y para eso basta leer los textos íntegros de esas encíclicas y compararlas con la “Divini Redemptoris”, la cual sí es una condena integral del marxismo y el comunismo ateo—y corrigieron todos sus errores.

            Infelizmente en el siglo pasado ocurrió la terrible Segunda Guerra Mundial, perdieron los verdaderos buenos y éstos fueron demonizados por los vencedores, y así se inventaron un montón de mentiras y calumnias, entre las cuales se encuentra la tan extendida difamación de decir que los italianos y los alemanes eran un “bando de bárbaros paganos” y unos “totalitarios que querían dominar el mundo”. Todas esas afirmaciones son mentiras, incluyendo todas esas mentiras de que los alemanes querían un mundo repleto de rubios de ojos celestes y cosas por el estilo. ¿Sabía usted que negros y asiáticos lucharon a favor del Eje, integrando los ejércitos de Alemania e Italia? Pues bien, esas son cosas que los vencedores—los aliados, esos mismos que bombardearon Dresde, tiraron las bombas atómicas, masacrando a millones de personas, esos mismos soviéticos que violaron a millones de mujeres alemanas, o esos mismos estadounidenses que violaron a miles de mujeres francesas, cuando invadieron en el “día D”—no quieren que se sepan. Y por eso se dedican con sus películas de Hollywood a continuar ensuciando, mancillando y burlándose de la memoria del pueblo alemán y del pueblo italiano, las dos grandes verdaderas víctimas de esa guerra.

 

            Sin desviarme pues, más de la cuestión principal, acerca de los medios de comunicación, ¿quiénes fueron los verdaderos totalitarios que impedían la libre empresa, la iniciativa privada y la libertad de prensa? Podrá parecer a primera vista, que tanto los marxistas como los fascistas cercenaban la libertad de prensa, pero en realidad eso no es cierto. Los marxistas prohibían todo y mandaban a campos de concentración a todos aquellos que se opusieran a su “revolución obrera”, pero los regímenes autoritarios (y no totalitarios) de los fascistas, solamente restringían aquellas cosas que se opusieran a la moral, como por ejemplo, un programa de televisión que incentive la violencia o algún contenido pornográfico. El comunismo incentiva la violencia, porque el comunismo busca hacer una revolución, promoviendo la lucha de clases; el comunismo no cree en la democracia, y ahora—bajo su denominación como “progresismo”—sólo está en todo el mundo, usando a la democracia para sus terribles fines: ¡ellos sí que quieren dominar a todo el mundo!

            Porque el fascismo jamás prohibió la propiedad privada, ni la libre empresa nacional, ni que hubiera libertad de prensa siempre y cuando no se incentivara nada inmoral. Entonces, no puedo comprender, cómo es posible que en este país, exista un Partido Comunista, perfectamente legal, con representación parlamentaria y que unos terroristas—porque eso es lo que fueron y son los tupamaros, con todas las letras—estén hoy en el poder. ¿Qué ha pasado con este país, por Dios? ¿Dónde quedó el supuesto “Uruguay conservador”, defensor de los valores morales? Mientras tanto, no hay ningún partido que se llame “Partido Fascista”; ni siquiera hay un partido que se llame “Partido Conservador”. ¿Dónde quedó la democracia? ¿No ve que la ley de medios, es en realidad una medida ANTI-fascista y PRO-comunista? ¿No se da cuenta de que el fascismo está a favor de la libertad y el comunismo es totalitario por naturaleza? Recordemos que un eslogan del Partido Nacional Fascista italiano era: “fascismo y libertad”. Ambas conceptos no son opuestos, sino perfectamente complementarios y están en armonía.

            El fascismo italiano tenía muchas cosas buenas, aunque había también ciertamente muchas cosas criticables, pero no se lo puede criticar por ser opuesto a la libertad.

 

            Tengo entendido que el Partido Nacional, es defensor de la Patria, de los valores morales, de las buenas costumbres, de la tradición, de la justicia y por supuesto que también de la libertad. Entonces, eso es exactamente lo mismo que defendía el fascismo. No se puede llamar al fascismo como cercenador de libertades, sino en todo caso, cercenador de libertinajes e inmoralidades, es decir, cosas que sí valen la pena prohibir. Pero no se puede prohibir a las personas que se expresen contrarias al gobierno de turno, ni se puede permitir que se aprueben esta clase de leyes totalitarias e injustas que crean monopolios y aumentan más el estatismo.

            ¿No ve lo que ha sucedido en este país desde hace mucho tiempo? Es el gran problema del estatismo; y eso, tiene su origen en el liberalismo estatista que propugnaba el Partido Colorado, que aquí en Uruguay se le ha llamado “batllismo”. El batllismo, no sólo es estatista, sino también laicista y opuesto a la libertad de la religión católica, en nombre de un indiferentismo religioso y un relativismo moral. El Frente Amplio, ha pronunciado más que nunca tales medidas.

            Fue el Partido Nacional, el cual por el contrario, siempre respetó la religión, las tradiciones nacionales, la moral, la propiedad privada y el verdadero libre comercio. Éste constituye, junto con la tierra, la base de la economía de los pueblos, y no puede ser cercenado a través de medidas que tiendan al monopolio, como lo que se ha dedicado a realizar sistemáticamente el batllismo en este país, y ahora el Frente Amplio, es su más fervoroso continuador. El batllismo fue la vieja Izquierda en este país, y ahora la nueva Izquierda es el progresismo del Frente Amplio (irónico nombre por cierto, lo de “progresismo”, porque alegan estar a favor del progreso y legalizan barbaridades como el aborto o la droga; es otra de las jugarretas macabras de la siniestra Izquierda…). La vieja Derecha fue el conservadurismo y nacionalismo auténtico de grandes figuras como Artigas, Lavalleja, Oribe, Aparicio Saravia y Luis Alberto de Herrera, con su gran movimiento, el herrerismo. ¿Dónde están los continuadores del herrerismo? Porque con decir  tonterías como la de calificar a la “ley” de medios como “fascista”, están faltando el respeto a la memoria de Herrera, quien era un auténtico nacionalista, de tercera vía, o sea, que estaba en contra tanto del comunismo soviético como del súper-capitalismo norteamericano. Su solución era el nacionalismo. La única verdadera alternativa es el nacionalismo, entonces, les pregunto a los dirigentes del Partido Nacional, ¿dónde está la nueva Derecha de Uruguay, dispuesta a enfrentarse frontalmente a la Izquierda, no sólo con eslóganes superficiales, sino con ideas sólidas, con debates, y con buenas propuestas?

 

            No se puede decir que una ley totalitaria como la “ley” de medios es “fascista”, cuando esa “ley” proviene de un gobierno netamente marxista; eso no tiene sentido, es una contradicción en términos. Los tupamaros se alzaron en contra de la democracia, en la década de 1960, porque querían establecer la dictadura totalitaria del proletariado y las FF.AA. se vieron obligadas, legítimamente, a cumplir con su deber y hacer una dictadura de doce años, para restablecer el orden, la seguridad y la paz. Y entonces, todo ese esfuerzo que hicieron los militares patriotas, ¿para qué fue? Para que unos años después, permitiéramos como sociedad que la peor lacra de la humanidad, responsable de más de cien millones de muertes de seres humanos, se hiciera con el poder, cada vez más y más absoluto, cada vez cercenando más legítimas libertades, y por otro lado, incentivando el libertinaje y aumentando como nunca antes en nuestra historia nacional, la delincuencia, la inseguridad e incluso la violencia intrafamiliar.

            En mi humilde opinión, me parece que los dirigentes del Partido Nacional tendrían que cuidar su vocabulario y no dejarse llevar por la “neo-lengua” que usa la Izquierda. La Izquierda se llena la boca con lo de “justicia social”, pero con el aumento de la pobreza y de la delincuencia que ha habido, eso demuestra que son sólo unos mentirosos y estafadores, que sólo quieren perpetuarse en el poder y hundir a nuestra Patria.

            Por favor, que no se apruebe la “ley” de medios, ni ninguna otra “ley” inicua más del Frente Amplio, ¡qué se vayan esos corruptos! Hagamos campaña para destrozar al Frente Amplio en octubre, y por eso es necesario que no usemos su lenguaje sucio y mentiroso, porque ellos son comunistas, y los comunistas son hijos del diablo y del diablo sólo salen mentiras y calumnias. Nosotros no podemos creernos las calumnias del Frente Amplio; el Frente Amplio les dice “fascistas” a los súper-capitalistas norteamericanos e internacionalistas, pero esos ¡no son fascistas! Esos son liberales inescrupulosos, que son los mismos con quienes ellos hacen tratos, yendo a alcahuetear a Bush, Obama, Soros, Rockefeller…¡Qué asco me dan esos bolcheviques y liberales! Se hacen los “enemigos” pero en el fondo son aliados profundos; la única verdadera alternativa es la que dijo Herrera—que fue la misma que decía gente como Perón, Franco, Salazar, Mussolini, Hitler, etcétera—la tercera vía económica, ni capitalismo liberal ni comunismo marxista.

            El comunismo es el monopolio por parte del Estado, mientras que el capitalismo es el monopolio por parte de los plutócratas, ¿dónde está el supuesto “libre mercado” que el capitalismo propugna si existe un monopolio u oligopolio internacionalista, como ahora existe con la banca internacional y las grandes multinacionales? ¡Es mentira! Las personas así con esos sistemas, supuestamente “opuestos” no son libres, y viven alienadas. Las personas sólo pueden ser libres, en un país que busque la autarquía, que sea proteccionista en su economía y que intente importar menos de lo que exporta, porque si seguimos alcahueteando a los yanquis y sus organismos internacionales, siempre vamos a seguir siendo un país subdesarrollado…Y claro, mientras tanto, bobeando con el fútbol, como si eso tuviera alguna importancia para la vida nacional, como si eso fuera auténtico patriotismo. ¡Por favor!, no nos importemos si Uruguay pierde la copa del mundo, importémonos para que Uruguay gane en otros “partidos”.

           

De mi parte, no soy fascista en el sentido restringido, sino un patriota y un conservador, creyente católico y que quiere lo mejor para su país; pero en sentido amplio, sí que soy fascista, porque soy de derechas, a favor de la justicia y la libertad, y no quiero que un gobierno marxista totalitario y de substancia terrorista y ultra-violenta, continúe desmantelando mi patria e imponiendo su voluntad, cercenando los derechos y las libertades de las personas.

No quiero ninguna “ley” de medios, ni tampoco una ley que legalice el aborto, ni nada por el estilo; quiero que se vayan los marxistas totalitarios y que este país vuelva a ser libre. No podremos ser libres, en cuanto el marxismo cultural siga omnipresente en los diversos estamentos de la sociedad.

 

Atentamente, LS.

No hay comentarios: